| Majestad sagrada  mía¡Te vi llegar!...
 Muy parca y muy sombría
 Sentado, he estado  yo, aquí esperándote,
 Ven entra al  aposento
 ¡Así tan elegante  y fría!
 ¡Ven! Siéntate  delante de míY de este  moribundo,
 Este dolor ya mitigaste
 Ahora que llegaste…
 Y yo te entrego  triste
 Al que a buscar  viniste
 Esta es  la hora fúnebreY no es de noche
 Y no es de día
 Apenas es la hora  final
 De la melancolía
 Recuerda, ¡no te rías!Y en vez de dejarnos  postreros
 Y fatídicos  designios…
 Aparte del dolor  y del tormento
 Mejor entréganos  tu llave
 Y abramos juntos esa  puerta
 Para que yo te  entregue
 En su “último  segundo”
 Al que a buscar  viniste
 Un ser que atravesando  va tu umbralEn continua  trayectoria…
 De la vida por ti  muerte
 ¡Hacia una  eternidad!
 ¡Cambia esa tu  cara majestad!Que aquí ya te  aceptamos obedientes
 En conformidad y con  humildad
 Porque así nos lo  mandó
 El dueño de la  vida,
 Dueño de ti  muerte,
 Y de la eternidad
       |