Soy el ángel que te guarda
y tengo mucho poder
para protegerte hoy,
mañana y siempre…
¡doquier!
Tengo grandes alas blancas
y puedo volar donde estés,
ten paciencia, espérame,
¡contigo luego estaré!
Por ti velaré eternamente
de día, noche o madrugada
y a tu cabeza abrumada
de problemas angustiada
él “sana, sana” le haré
y en "santiamén" curaré
tus heridas y tus penas.
Siempre te protegeré
de la enfermedad,
del miedo,
del hambre,
del desasosiego,
del sufrimiento,
del dolor,
de la envidia,
del rencor,
de la monstruosidad,
del horror,
del egoísmo,
del odio,
del infortunio
y la maldad…
Ni de noche, ni de día
abandonarte podría
soy tu dulce compañía
y por ti… ¡la vida daría!
Solo te pido una cosa
ten paciencia hasta que pase
la negra nube que ofusca
y oscurece tu existencia.
Lee el salmo 23…
¿Qué no ves que a la tormenta
sigue la apacible calma?
Contigo siempre estaré…
Soy el ángel que te guarda
y tengo mucho poder
para protegerte hoy, mañana y siempre…
¡doquier!
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