Escapas…
Entre el humo y los escombros
Parada…
¡Ves pasmada todo en llamas!
Sintiendo…
El calor en ti, profundo,
Viva señal premonitoria
De la muerte
¡Vertiginosa luz!
Intensa te atraviesa
Y en leve sensación
Tu cuerpo dejas,
Fugaz visión total
De lo vivido,
Desconocida sensación
Por seres vivos
Careces de incentivo, e indolente
Diriges tu mirada al infinito…
Ahí es cuando percibes que te has ido
Y despiertas al llamado
De tu sino
Y ves inmaculado ante tus ojos
A Cristo susurrándote al oído:
“Anda en paz hija querida,
Retorna ahora
Pues no es tu turno
O tu destino”
“Señor mío…”
Le preguntas:
“¿Es el destino quien define
Si me quedo aquí contigo?
¡Quedarme quiero,
Te lo pido!”
Y el divino con su aura te sonríe
Y te dice muy tranquilo:
“Yo, ¡Soy el destino!
Todo por el hombre dictamino;
Vuelve a los tuyos, hija mía,
Pues tu misión aun no termina,
Te bendigo”
|