Pienso tanto… y por ventura
¡no pudo en mi la locura!
Más pudo en mí la razón
el amor y la cordura.
En mi noble profesión
sublimo con devoción
me entristecen las penas
del tanto sufrir humano,
y hasta al enemigo sano
en su enfermedad y pena.
Nada nuevo he descubierto
pero si me hace penar...
de tanto y tanto escuchar
de enfermos triste lamento
que por decenas se quejan
de terribles sufrimientos.
¡Del paciente no hablo mal!
pues es mi obligación curar.
Y el secreto de galeno…
con mucho celo yo debo
juramentado guardar.
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