Tocando vidas fui yo
con mis manos suavemente
y de a poquito sentí
el sufrimiento humano
que día a día viví
de tragedias sin final.
Mi corazón se impregnó
sintiendo el dolor tremendo
de cuerpos y almas sufriendo
que acudieron hasta mi.
Los males del corazón,
del hígado, del pulmón,
de riñones y sicológicos
de esos entiendo bien.
Y no por desprecio dejo
el alma enferma al Creador,
pues este su servidor
de eso ignorancia admite.
Los males espirituales
afectan todo tu ser,
y sólo Dios a de ser
quien calme tu dolor.
|